Con 8 años de cadete y 16 años de servicio activo, Jonathan Craviotto es el Jefe de Bomberos más joven de la provincia de Buenos Aires. La CUCEI le otorgó la Orden de la Campana en el rubro “Acción Comunitaria”.

Lo tengo hablado más que nada con los de mi camada de cadetes, y más o menos nos pasa a todos lo mismo: pasás el portón y ya sentís el olor a cuartel… es una sensación muy especial que sólo la entienden de verdad aquellos que comparten tu vocación. Ese aroma te acompaña desde que sos muy chico e ingresás como cadete y perdura. Es identitario. Estoy seguro que los 97 miembros activos que hoy conforman el Cuartel 37 saben de qué hablo. Esa sensación de pertenencia la sigo experimentando como el primer día” dice Jonathan Craviotto (33), sentado en su despacho de la calle Colón.

Como tantos Bomberos Voluntarios, la vocación de servicio le llegó desde hora muy temprana: era todavía un bebé y ya andaba dando vueltas por el Cuartel 37 de la mano de su abuelo, Gerardo Valle, quien se retiró del cuerpo activo en 1990 siendo 2do. Jefe. “Fue en el 2000 que empezaron a armar la Escuela de Cadetes. Yo tenía 10 años y fui uno de los primeros en anotarme… cuando te dicen: lo llevo en la sangre, en mi caso es así”.

¿Cómo es ser Jefe de un cuartel de Bomberos Voluntarios?

No es nada simple, imagináte que tenés 97 personas a cargo, más tu trabajo regular, más tu hija y tu señora… Estás todo el tiempo con la cabeza al palo. Todo el tiempo. A ver… desde que soy Bombero, es decir desde mis 18 años, lo vivo con una responsabilidad terrible. Eso no quiere decir que todos lo vivamos igual.

¿Cómo es eso?

Hay algunos que no quieren otra cosa que entrar en acción: salir a apagar incendios o de rescate a la ruta cuando hay un accidente grave. A otros les interesa más la gestión y la organización. Y necesitás a los dos perfiles. A medida que vas creciendo en jerarquías, te van asignando responsabilidades. Una cosa va atada a la otra. También es cierto que tenés que generar confianza en los que están arriba tuyo para que te deleguen temas, no es sólo una cuestión de acumular años de servicio.

Bueno, se supone que sos el Jefe de Bomberos más joven de la provincia de Buenos Aires…

Para ser sincero, ese dato en particular no lo tengo chequeado y asumo que debe ser así. Sí estoy seguro que soy el más joven en la historia del Cuartel 37 de Campana lo cual ya de por sí es todo un alago. También es cierto que yo tengo mi trabajo en Masterbus, y sin el apoyo de ellos en términos de flexibilidad horaria, no podría haber aceptado este cargo.

Asumo que tu señora ya te conoció así…

Tal cual. Sin el apoyo de Evelin sería imposible ser Bombero. Jefe de Cuartel, ni hablar… siempre detrás de un Bombero Voluntario hay una familia que banca, y que espera que vuelvas sano y salvo a casa.

Claro, incluso en términos emocionales…

Obviamente que tengo compañeros que me duplican en años de servicio, pero ha tocado de participar de situaciones muy críticas muchas veces, mayormente rescates en la ruta. También participé de un incendio en un edificio donde tuve que rescatar a una persona… el incendio de una vivienda con menores fallecidos adentro… Estás para eso, pero algunas cosas se pegan más que otras. Hace poco un camión quedó arriba de un auto en la Ruta 9… no encontrábamos a una nena. Cortábamos y cortábamos pero no aparecía. Al final el cuerpo lo encontramos en una zanja. Tenía 6 ó 7 añitos… y mi hija tiene 5. Por más experiencia que tengas, hay cosas que te pegan igual.   

¿Y cómo te definirías como Jefe?

Por un lado trato de estar disponible, estar y resolver.  A veces las jornadas se complican, no necesariamente porque hubo una emergencia, sino que muchas reuniones son después del horario de trabajo y por una cuestión u otra se estiran…  Ahí viene el apoyo de Evelin del que hablamos. Después, trato de innovar. Por ejemplo este año creamos el departamento de protocolo y ceremonial… y también trato de delegar responsabilidades: confiar, como lo hicieron conmigo.

Está claro que uno es Bombero Voluntario por vocación y no para que lo aplaudan. Pero un reconocimiento no viene mal… Hablo de la “Orden de la Campana”.

Me tomó por sorpresa la nominación, fue totalmente inesperado. Me recuerdo siendo un nene recién ingresado a la Escuela de Cadetes, sentado en el Salón del Club Esso, viendo cómo le daban la Orden de la Campana a Juan Aguilar, que era el Director de la Escuela de Cadetes (y todavía lo es). En algún punto es como que se cierra un círculo, y en ese sentido, creo que el premio es para la institución y todos sus integrantes. Yo lo veo así.

 

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