Escribe: Gonzalo Viscardi

En la vastedad de la historia de América Latina, hay capítulos oscuros que a menudo se pasan por alto. Uno de ellos capítulos es la presencia y contribución de las personas afrodescendientes durante la época colonial del Río de la Plata.

A lo largo de los siglos, la comunidad negra ha sido relegada a las sombras de la historia, pero hay figuras notables que emergen para iluminar nuestro pasado y recordarnos su inquebrantable valentía y determinación.

Durante el tiempo de la colonia del Río de la Plata, la población negra fue escasa en comparación con otras regiones de América Latina. Factores como la baja incidencia de la esclavitud y la inmigración masiva de europeos moldearon la demografía del territorio argentino.

Sin embargo, entre las filas de aquellos que desafiaron las adversidades, surgió una figura inigualable: María Remedios del Valle, quien desde el 2013 es mencionada en el calendario escolar todos los 8 de noviembre para conmemorar el “Día Nacional de las y los Afroargentinos y de la Cultura Afro”.

María Remedios del Valle, también conocida como “La Madre de la Patria”, fue una mujer afrodescendiente que desafió las expectativas de su época y se destacó como una aguerrida luchadora por la independencia argentina. Su valentía y dedicación son un testimonio conmovedor del espíritu indomable de la comunidad afroargentina.

María Remedios se unió al Ejército del Norte junto a su marido e hijos, quienes murieron en la batalla de Huaqui (1811). Participó del Éxodo Jujeño y las victorias de Tucumán y Salta.

Su papel crucial como una de las “niñas de Ayohúma“, mujeres afroargentinas que cuidaban y asistían a los heridos en la batalla, la convirtió en un pilar de apoyo para sus compañeros de armas. Incluso fue herida y capturada por los realistas, soportando azotes públicos durante nueve días. Después de escapar, regresó a la lucha, siendo finalmente reconocida por su valentía por Manuel Belgrano, quien la nombró Capitana de su ejército.

A pesar de sus aportes a la emancipación nacional, María Remedios vivió sus últimos días en la pobreza, pidiendo en las calles de Buenos Aires. El diputado Juan José Viamonte reconoció a su antigua camarada de armas y le consiguió una magra pensión de 30 pesos mensuales.

Dos años después, el gobernador Juan Manuel de Rosas le otorgó el rango de Sargento Mayor de reserva, con lo que sus últimos días no fueron tan aciagos en términos financieros. Por esta razón, la “Parda María” decidió adoptar un nuevo nombre: María Remedios del Valle Rosas. Así figuró en la revista de grados militares hasta su muerte, el 8 de noviembre de 1847, a los 81 años.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *