Por Damián Mengual

Una semana antes de ganar el Campeonato Mundial del Alfajor, la campanense Yanina Acosta, había vendido sólo una docena. Mientras diseña dos nuevos sabores, sueña con poder abrir un local a la calle.

¿En serio no sos pastelera?” le preguntó al aire (y no sin asombro) uno de los conductores del programa Cocineras y Cocineros Argentinos, mientras la campanense Yanina Acosta (37) iba empujando el palote sobre la masa de la galletita en uno de los estudios de la Televisión Pública.  

Yanina en la Televisión Pública, siendo entrevistada en el programa Cocineras y Cocineros Argentinos

Hacía un mes que, junto a su esposo Maximiliano Santos, en el predio de exposiciones de la Sociedad Rural había levantado el trofeo correspondiente al 2do. Campeonato Mundial del Alfajor merced a su triple bañado en chocolate semi amargo bautizado “Campeón” en honor a “la Scalonetta”. Su relleno tiene un piso de ganache de maní, y otro de dulce de leche.

Dicho así, suena bastante simple. Sin embargo “la alquimista” del barrio Villanueva logró combinar los ingredientes de tal manera que los transformó, literalmente, en oro: luego de una estricta “cata a ciegas” en la que los jurados premiaron a 19 categorías, el ejemplar de “Quiero – Alfajores Artesanales” ganó la Medalla de Oro al Mejor Alfajor Triple y luego, el Campeonato Mundial 2023. Nada mal para alguien que lanzó su marca en 2021…

Lo que puedo decir es que busco recetas y luego las intervengo, le voy agregando o sacando cosas hasta llegar a mi versión final. Detrás de cada sabor hay mucho trabajo de investigación, de prueba y error… no te imaginarías la cantidad de tapas que he descartado…”, dice Yanina y se cuida de no debelar demasiada información: los ingredientes, cantidades, tiempos, y terminaciones son todo un secreto guardado bajo 7 llaves.

SINCRONICIDAD

La historia refiere que Yanina había pensado en armar un gabinete de masajes y estética en su casa del barrio Villanueva, en Campana, como una manera de sumar a la economía familiar y sin tener que alejarse de sus hijos de 15 y 9. Sin embargo, y luego de haberse capacitado, el emprendimiento nunca llegó a despegar del todo: a los pocos días de lanzado, se declaró la pandemia.

Fue entonces que pensó en cambiar de rubro y empezar a probar con los alfajores artesanales. De hecho, hubo una transición en la que convivieron la camilla y la batidora. “Mayormente vendía mis alfajores entre los compañeros de trabajo de Maximiliano. Él es mi financista y principal ayudante”, dice y agrega: “Siempre fue un emprendimiento más bien pequeño. Por ejemplo, la semana antes de ganar el campeonato, habíamos vendido sólo una docena… Y en la Rural fue un mundo de gente: el primer día fue una locura, vendimos casi todo el stock, tuvimos que hacer más producción para el día siguiente”.

Maximiliano es mi financista y principal ayudante”, dice Yanina.

Yanina asegura que aprendió casi todo lo que sabe, básicamente, “mirando la tele”, tomando notas, investigando recetas en internet, asistiendo a algún taller. Pero también hay un linaje culinario que la acompaña desde su infancia. Ahí aparece la mano mágica de la abuela María Eva; la de su mamá Celia que siempre le preparaba “algo dulce” para la merienda; o de su propio padre, Marcelo, quien cuando su trabajo se lo permitía, hacía sus propios alfajores y bizcochuelos (nadie olvida en la familia que a una sobrina le hizo una memorable torta para su fiesta de 15). El empujón final fue la convicción de la tía Natalia, quien la animó a anotarse en el Campeonato Mundial: “Vas a ver que van a ganar”, predijo sin inmutarse.

UN PASO MÁS      

Luego de ganar el campeonato, y merced la difusión asociada, el Whatsapp de Yanina no paró de sonar: de la nada misma, en Instagram la cuenta @alfajores.quiero sumó más de 30 mil seguidores en sólo 6 meses.

Lo cierto es que los “Quiero” son totalmente artesanales y sin conservantes. Ergo, el emprendimiento hoy no puede escalar conforme a la demanda que no se remite sólo al alfajor “Campeón” (así se llama en honor a la Selección Argentina de Fútbol y su “triple” corona alcanzada en Qatar 2022).

Es que, la carta de Yanina y Maximiliano está conformada, además, por otros 4 sabores “Clásicos” (Blanco, Negro, Mixto y Maicena) y 7 sabores “Premium” (Moka, Bruce, Nuez, Frutos del Bosque, Frambuesa y Limón; Membrillo; y Limón).

No conforme, “la alquimista” asegura que ya está ensayando dos nuevos mágicos sabores, con miras al próximo mundial a disputarse en agosto próximo, durante el cual piensa defender el título a capa y espada.

Mientras tanto, sueña con mudar el emprendimiento a un local a la calle con suficiente espacio para desplegar su arte y un salón con mostrador para poder atender al público. “Tenemos que ver, son muchas cosas a tener en cuenta, porque hay que pensar también en un horno pastelero, una máquina para derretir chocolate, una sobadora para estirar la masa… un montón de cosas” dice y confiesa que si bien el éxito de “Campeón” es incuestionable; su hijo mimado sigue siendo el de Moka: dos tapas de chocolate, relleno de dulce de leche con café, y baño de chocolate semi amargo. 

La batidora manual se enciende y marca el final de la entrevista. La lista es larga y hay que cumplir con los pedidos. “Ya me están encargando para el próximo Día de los Enamorados” dice con una sonrisa, entre preocupada y contenta.  

Suave dulce de leche, hipnótico granache de maní, baño de chocolate semiamargo: la fórmula del Campeón del Mundo nacido en Campana.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *