Este 16 de junio se cumplen 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo, uno de los episodios más trágicos y dolorosos de la historia argentina. En 1955, aviones de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea atacaron con bombas y ametralladoras el centro de Buenos Aires con el objetivo de derrocar al presidente Juan Domingo Perón.

Natividad López tenía 18 años en 1955. Había ido al centro a buscar trabajo para “dejar de vivir en una casilla”.

La ciudad fue sorprendida por los bombardeos en plena luz del día. Más de 30 aeronaves descargaron unas 9 toneladas de explosivos, provocando una masacre de civiles: se estima que murieron entre 308 y 364 personas, y hubo más de 800 heridos.

Además de la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, se atacaron otros edificios gubernamentales, la residencia presidencial en Barrio Norte, la sede de la CGT y zonas de gran tránsito civil.

Este hecho no tiene precedentes en el mundo: nunca antes ni después una fuerza armada nacional atacó con tal magnitud su propia capital.

“Sepan ustedes que la ‘Revolución Libertadora’ se hizo para que en este bendito país el hijo del barrendero muera barrendero”, declaró uno de los lideres golpistas, el contra-almirante Rial frente a los dirigentes del gremio de municipales.

Setenta años después, el “bombardeo a Plaza de Mayo” sigue siendo un símbolo del quiebre institucional y una advertencia sobre los peligros del odio político y el autoritarismo.

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