El 8 de marzo de 1908, un grupo de trabajadoras textiles de la fábrica “Cotton” de Nueva York se declararon en huelga exigiendo la reducción de la jornada laboral, un salario igualitario entre hombres y mujeres, y mejores condiciones de trabajo. Lejos de atender sus demandas, la compañía cerró las puertas de la fábrica con las empleadas aún dentro. En esas circunstancias, un incendio consumió el edificio, provocando la muerte de 129 trabajadoras, y generando inéditas movilizaciones en distintos puntos de EE.UU.

Sin embargo, en occidente no tenemos tan presente que el 8 de marzo de 1917, alrededor de 90 mil trabajadoras se manifestaron en Petrogrado (luego Leningrado, hoy San Petersburgo) contra las precarias condiciones laborales, el hambre, la infundada participación rusa en la Primera Guerra Mundial y el régimen del zar Nicolás II. Esta protesta, conocida como “Pan y Paz”, es considerada clave en la denominada “Revolución Bolchevique”.
El gobierno surgido de la Revolución de Octubre de 1917 implementó leyes para garantizar la igualdad política y social de las mujeres. En aquella época, las leyes zaristas establecían que la mujer debía “obedecer a su marido como cabeza de familia, ser amante y respetuosa”. No podía obtener un pasaporte ni trabajar sin el consentimiento del esposo, y el divorcio, controlado por la Iglesia, era prácticamente inexistente. Además, el marido tenía derecho sobre cualquier herencia que recibiera su esposa.
En las fábricas, las mujeres enfrentaban extensas jornadas laborales con salarios inferiores a los de los hombres y sin protección por maternidad. En el campo, la situación era aún peor: las campesinas vivían en condiciones de casi esclavitud, tanto en el trabajo como en el hogar.
En 1917, los bolcheviques establecieron el derecho al voto y a ocupar cargos públicos, se legalizó el divorcio y se eliminó la “dominación legal” del marido, permitiendo a las mujeres elegir sus propios apellidos. También se despenalizó el aborto, se abolieron las leyes contra la homosexualidad, se garantizó la igualdad salarial y se aprobaron derechos como la licencia por maternidad antes y después del parto, la gratuidad del cuidado infantil y medidas de protección laboral para mujeres embarazadas.
Si bien hoy muchas de estas medidas pueden parecer habituales, a principios del siglo XX, y especialmente en la Rusia de la época, fueron profundamente revolucionarias. Estas reformas sentaron las bases de la lucha moderna contra la opresión de la mujer.
A raíz de estos acontecimientos, el 8 de marzo comenzó a ser una fecha de conmemoración para la lucha de las mujeres, consolidándose en las décadas siguientes. No obstante, el Día Internacional de la Mujer solo fue reconocido oficialmente en 1975, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró la fecha e inauguró una “nueva etapa del feminismo“.
EN ARGENTINA
Fue en 1926 cuando la Ley Derechos Civiles de la Mujer estableció que las mujeres tuvieran capacidad jurídica plena en la Argentina, permitiéndoles administrar sus bienes y trabajar “sin permiso del marido”. Pero fue hasta 1951 que tuvieron derecho a votar.
Entre otros hitos, también podemos citar la Licencia por Maternidad, que fue Ley en 1974; el Divorcio Vincular se conquistó en 1987, y la Ley de Cupo Femenino en 1991.
La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), fue promulgada el 14 de enero de 2021. Permite la interrupción del embarazo hasta la semana 14 de gestación de manera gratuita y sin necesidad de justificación. Después de ese plazo, el aborto sigue siendo legal en casos de violación o riesgo para la vida o la salud de la persona gestante.
Esta reciente conquista se logró tras años de movilizaciones convocadas por el del movimiento “Ni Una Menos” y la denominada “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito” iniciada en 2005.