Tras 8 años de trabajo a cargo de Defensa Civil, Juan Carlos Ruiz recibe la Orden de la Campana en la categoría Acción Laboral. “A mí me puede llegar el currículum de McGyver, pero si no sabe manejarse con la gente no me sirve…  Un brigadista tiene que tener amor al prójimo, como dice la iglesia. Esto no es para cualquiera”, señala.  

Imagináte… eran sólo 7 casas y hoy viven 10 mil personas”, dice Juan Carlos Ruiz (64) sobre Las Acacias, el barrio que lo vio crecer. Los Ruiz llegaron de Entre Ríos en 1964 y el proyecto familiar giró inicialmente alrededor de la carnicería que abrió y atendió su padre en la esquina de José Hernández y Castelli, en un entorno semi rural. Tanto era así, que los primeros años de primaria los cursó en un vagón de ferrocarril que hacía las veces de salón, y los finalizó en la lejanísima Escuela 1 de Av. Mitre y San Martín.

Finalmente, no sin sacrificio, Juan Carlos se recibió de Técnico Electromecánico en la Luciano Reyes: “Arrancaba a las 8 o 9 de la mañana con mis hermanos que hacían trabajos de construcción y albañilería hasta las 4 de la tarde. Tomaba algo y tipo 5 me iba para la Reyes y me volvía caminando. Raro que llegara a casa antes de las 12 de la noche”.

Aquellas extensas jornadas y su prematura resiliencia podrían explicar su actual rol al mando de Defensa Civil Campana, al que naturaliza sin inmutarse: “Las emergencias no marcan tarjeta…  No tenés horario. El horario te lo tenés que hacer vos… Sabés que entrás a una hora, pero no sabés si salís.  Además, tenés una tormenta y en vez de entrar a las 8 de la mañana arrancás a las 11 de la noche y son las 7 de la mañana del otro día y todavía estás trabajando. Es así, porque hasta que no queda todo más o menos normalizado, tenés que estar. No es que nos obligan, es un poco por amor propio: ves gente que está sufriendo y no te podés ir a tu casa. Esa gente cuenta con vos aunque sea para llorar en tu hombro. Hemos estado así hasta dos días corridos”.

¿Y cómo te acompaña tu gente? Vos estás hablando de cuestiones que exceden un contrato de trabajo y tienen que ver más con la voluntad, la vocación, el amor propio… cuestiones que no tienen precio.

Es así, no tienen precio. La verdad es que lo que hacen estos muchachos no tiene precio. Por supuesto, tienen un plus por trabajar a deshora. Nunca va a ser suficiente, pero trabajan con pasión e incluso se esfuerzan para ser mejores cada día. A veces estamos trabajando bajo la lluvia, todos empapados y no nos importa. Lo que queremos es que la gente se sienta acompañada, que sepan que el municipio está para darles una mano. No podemos esperar a que pare de llover para ver qué necesitan. Los brigadistas lo entienden, lo sienten así, y laburan contentos.

Es singular, porque además hay que poner el cuerpo: te podés enfermar, sufrir alguna lesión…

Hay que pensar que trabajamos con inundados, o en plena tormenta, con árboles caídos, cables que están alrededor… imagináte que de noche está totalmente oscuro, está lloviendo y pisás una rama, o metés un pie en un pozo. Son riesgos que se tratan de minimizar, pero están. Entonces ahí viene mi rol también, de supervisión: estar viendo qué hacen, cómo lo hacen, y sopesar los riesgos para evitar cualquier accidente…  Lo peor fue lo de Marcelo Vera, falleció de COVID.  Durante la pandemia nosotros andábamos de acá para allá. No paramos nunca, estuvimos codo a codo con Salud. Fue difícil, a cualquiera le podía tocar, pero no se bajó nadie. Y lamentablemente se nos fue Marcelo. Fue un golpe muy fuerte. Terrible.  

En pocas palabras, Defensa Civil es un organismo que se encarga de proteger a la población en caso de desastres, catástrofes y accidentes. Su rol es prevenir, reducir, atender y reparar los daños a personas y bienes que puedan causar estos eventos. Dependiente de la Municipalidad, Defensa Civil Campana se armó literalmente de cero hace poco más de 8 años, alrededor de la figura de Juan Carlos quien militó para Abella en la campaña del 2015, al tiempo que era vicepresidente de la Sociedad de Fomento de Las Acacias. Pero más allá de una simpatía política, ¿Qué prepara a un Técnico Electromecánico para estar a la altura de semejante desafío?

En su caso, parece que el destino: “A los 12 años me invitaron a participar en la agrupación Boy Scout Florentino Ameghino que estaba en el club San Martín, frente al supermercado COTO. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Te enseñan a cocinar, a manejarte por vos mismo, a ser solvente… el slogan “Siempre listo” para darle una mano al prójimo, al vecino, no te la olvidás más. Realmente me apasionó… incluso hicimos un ejercicio de supervivencia en Otamendi. Fueron 7 días comiendo y tomando lo que conseguíamos… anguilas, ranas, huevos de los pájaros… Aprendés a valorarte como persona, a contar con tu compañero, y rebuscártela“.

El segundo gran hito lo podemos encontrar en su paso por el Ejército Argentino, del cual buscó evitar el Servicio Militar pero terminó siendo Sub Oficial. “Estábamos en dictadura y yo tiraba bien, iba al Tiro Federal, gané algún torneo… En ese entonces, había una especie de dispensa que se llamaba “Soldado de la Patria” y podías zafar del servicio, llamémosle regular, participando de los campeonatos de tiro. Entonces me presenté con una carta de recomendación del entonces intendente Amor, un Prefecto Mayor, y otra del Tiro Federal Campana… En vez de zafar, y como ya tenía el secundario, entré de Sub Oficial en un grupo de francotiradores. Terminé combatiendo en el monte tucumano y también en escaramuzas en la provincia de Santa Cruz, en la frontera con Chile… así vi morir a 25 camaradas defendiendo nuestra bandera. Ahí sí que aprendés de verdad a valorar la vida, lo que es una ducha de agua caliente, o tener un simple colchón para dormir…”.

El tercer hito lo podemos encontrar en la etapa laboral propiamente dicha de Juan Carlos, quien se especializó en instalaciones eléctricas, y tuvo una extensa trayectoria en diferentes industrias de Campana y la zona. “Siempre participé en las brigadas anti incendio, podían contar conmigo en primeros auxilios. De hecho hice el curso de Brigadista Forestal que dicta Parques Nacionales, así que de una u otra forma, siempre estuve vinculado al tema del servicio a los demás…”  

¿Y cómo se forma a un brigadista de Defensa Civil Campana? En Bomberos Voluntarios está claro, la gran mayoría ingresa como cadete, hay una curva de aprendizaje y de responsabilidades…

Hay una red de capacitación para Defensa Civil, hemos viajado e incluso han bajado señores instructores a Campana. Somos 8 brigadistas y yo. Siempre nos estamos formando.

Claro. Pero entiendo que Defensa Civil Campana se armó desde cero...

Es verdad. Primordialmente busco que el brigadista a mi cargo tenga experiencia en el trato con la gente. Cómo hablarle, cómo escucharla… a veces vos tenés que prestarle oreja a la persona, que se desahogue, pero sin reaccionar… porque por ahí te insulta, o hasta te quiere pegar. Tenés que esperar a que se desahogue y cuando baja a tierra, vemos cómo la podemos ayudar. Después, lo que busco también es que el candidato tenga habilidades manuales y actitud. A mí me puede llegar el currículum de McGyver, pero si no sabe manejarse con la gente no me sirve…  Un brigadista tiene que tener amor al prójimo, como dice la iglesia. Esto no es para cualquiera.  

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