(Por Gonzalo Viscardi)
Victoria De Masi (42) no se define como una periodista política. Tampoco su libro es de ficción. Sin embargo, su libro habla de política (o más bien de la trastienda de la llegada al poder de los hermanos Milei) y, por muchos momentos tuve la sensación de estar leyendo ficción (por lo impensado de ciertas circunstancias descriptas).

Recién salido del horno, llegó a mis manos la primera edición de “Karina: La Hermana. El Jefe. La Soberana” gracias a Papá Noel… pero de una u otra forma creo me hubiese reunido con él: es lo que hay que leer este verano.
Con el diario del lunes, y merced a un testimonio en particular, queda muy claro cual fue la estrategia de una campaña muy austera basada en el tráfico espontáneo de las redes sociales a caballo de una reversión del “que se vayan todos” de 2001, y que pasó por “combatir a la casta”.
Esto es: Si Milei sólo se enfrentaba al “kirchnerismo”, indirectamente iba a estar trabajando para el “macrismo”. Entonces fue contra ambos y, por extensión, contra todos. Esa visión primordial se le atribuye a Santiago Caputo (40). Lo singular fue que, también, Milei recibió “ayuda” de ambos bandos, porque cada bando pensaba que así le estaría quitando votos a su adversario directo…
Sin ensañarse ni pegar golpes bajos, De Masi hace alarde de su profesionalismo periodístico y sólo describe o cuenta. No opina. Tan objetiva es que en la página 17 podemos leer: “Una profesional de la repostería toma decisiones de Estado. La democracia funciona”. Y lo deja ahí.
Muy bien escrito, todo el libro fluye, es interesante, relevante… y (desde mi mirada de las cosas) inquietante. Hasta ahora, “El Jefe” fue dueña de su silencio. Ya no es tan así.