Ex diputado provincial y ex funcionario nacional, Alberto Giordanelli aporta su mirada sobre la política argentina y los primeros días de la administración Mieli.

Por Damián Mengual

Sabiendo que se encuentra en las antípodas de su pensamiento político, y apelando a su objetividad, ¿Qué ve de positivo en el país que está proponiendo Milei?

La verdad es que cuesta mucho encontrar algo positivo en todo lo que está pasando… en todo caso, lo positivo es que posiblemente quede muy claro que el modelo que propone la derecha y el neoliberalismo en la Argentina no tiene destino. Este capitalismo caníbal que proponen tiene por objetivo beneficiar a unos pocos que tienen grandes capitales y fuertes ingresos, en perjuicio de las posibilidades de crecimiento y desarrollo de la cada vez más diezmada clase media y clase baja argentina… hablamos de gente que trabaja, que estudia o quiere estudiar y buscando tener una vida medianamente digna, con proyectos y un futuro posible. Ya tuvimos una experiencia similar en el 2001… Espero que aprendamos de una vez por todas que este capitalismo caníbal que llevan adelante estos muchachos pretende transferir la riqueza de millones de personas que trabajan todos los días a cinco o seis grupos económicos, a costa de la salud, la educación, de la alimentación y de la vida de más de 35 millones de argentinos

Estamos en el ojo del huracán… todavía no se percibe la profundidad del impacto.

Claro, está empezando a pasar. Son procesos. Por ejemplo, hay que pensar en el menemismo que tenía detrás a un peronismo de derecha y con un modelo neoliberal pero que entendía que para hacer política tenía que acordar con los diferentes sectores sociales. Aún así, fueron años en los que la sociedad tardó en darse cuenta de que era un modelo empobrecedor y terminó lamentablemente como terminó: con muertos en las calles, con el ahorro de los argentinos confiscado, con una terrible escalada de la deuda externa. Son procesos que no se dan de un día para el otro, ni siquiera en meses. Esto se mide en años. En todo caso, hoy aquí vemos una aceleración brutal, indolente e irresponsable… creo que va a quedar muy claro que los que ideologizan tan profundamente la economía porque creen mesiánicamente que el mercado resuelve todo, y porque creen que beneficiando a los que más tienen pueden llegar a generar una situación mejor para el país, van a terminar quedando claramente en evidencia. Lamentablemente, el costo de ese aprendizaje será altísimo. Espero que no irremediable.

Martín Lousteau, actual presidente de la UCR, hablaba esta semana más o menos en el mismo sentido y ponía el ejemplo del pez Payaso, el mismo de la película Nemo, que es ideal para una pecera porque su memoria territorial es muy corta. La idea es que como país, tenemos poca memoria y no aprendemos de los errores.

Está bien, pero el mismo Lousteau tiene poca memoria también, porque se olvida de su pasado reciente. En términos económicos viene de defender un modelo muy similar a éste… ahora no le gustan las formas, critica las formas de Milei, critica el costado político pero el modelo económico que el radicalismo proponía junto con Bullrich como candidata a presidenta y ahora ministra de este gobierno es muy similar… me parece que él también tiene poca memoria. Hay que tener autoridad moral para hablar de estos temas. Y hay muchos radicales que no la tienen, porque acompañaron a un modelo muy similar a éste durante la gestión de Macri. Que por ahí Macri tenía un poco más de muñeca política, puede ser, pero el fondo era muy similar a lo que propone Milei. Repito: la candidata a presidenta de todos ellos hoy es ministra y acompaña a este modelo con una pasión casi fanática ¿no?

Lo singular, además, es que el PRO le está por soltar la mano a la UCR, para profundizar una alianza con La Libertad Avanza

Lo que pasa es que cuando vos traicionás tu esencia y no vas a fondo, pasan estas cosas. Claramente este es un gobierno de fanáticos y va a defender a quienes acompañen ese fanatismo. Y el radicalismo está un poco dubitativo entre acompañar lo que dijo que iba a acompañar porque se da cuenta que esta propuesta tiene consecuencias complicadas para la sociedad, y tomar distancia definitivamente. Sin ir más lejos, Valdez, el gobernador de Corrientes, recibió $1000 millones de fondos nacionales, y se sacó la foto con Milei… asistimos a un minué del radicalismo que poco tiene que ver con sus raíces y su doctrina… tarde o temprano eso va a terminal mal. La tibieza del radicalismo va a hacer que termine más diluido aún: hoy no tiene capacidad electoral en la Argentina, no representa a ningún sector social. Porque al sector social que pretende representar lo representa Milei o el PRO… En todo caso, la pregunta es si ya se fue de esa representación y está buscando una definición más progresista, en sintonía con los sectores populares y políticas más bien keynesianas basadas en el intervencionismo para estimular la demanda y regular la economía desde una mirada progresista. Entonces, su falta de definición hacia la derecha por un lado, y su temor de hacerle el juego al peronismo por el otro, hace que hoy por hoy, el radicalismo no tenga razón de ser en la política argentina.

Dicho esto, también hay que decir que el radicalismo no es el centro de esta cuestión. La verdad es que estamos transitando un proceso donde el capitalismo en el mundo ha avanzado hacia un modelo tan injusto y desigual que ha provocado que las 50 personas más ricas detenten prácticamente el 90% de la riqueza disponible; mientras que 8 mil millones detenten apenas el 10% restante. Y este modelo aplica particularmente para el sur del mundo, incluida la Argentina. En definitiva, asistimos al final del Estado de Bienestar no sólo de la Argentina, sino en todo el globo terráqueo.

Acá hay una trampa que construye la derecha y el anti peronismo, y es la de echarle la culpa al peronismo de lo que hace el capitalismo… Si queremos trasladarlo a categorías europeas, el peronismo sería el partido Laborista, de hecho Perón, con el apoyo de los sindicatos, se presentó a las elecciones de 1946 bajo esa denominación. Podría ser asimilable también al partido Socialista Obrero, o la Democracia Cristiana… o al partido Demócrata de EEUU. Hablamos de un partido con sensibilidad social, defensor de un Estado presente, y poniéndole límites al modelo neoliberal… Como sea, lo que hay que entender es que el responsable de la crisis mundial en la que conviven el hambre, la guerra, la destrucción del ambiente es el capitalismo caníbal: un capitalismo que acumula en muy pocas manos y se autodestruye.

Bueno, se me ocurre pensar en Blackrock…

Exacto. Si fuese un país, Blacrock sería la tercera economía del mundo luego de EE.UU. y China. Y Blackrock viene operando en la Argentina desde los denominados “fondos buitre”. Con Paul Singer, compró los bonos del 2001. Y fue el que generó toda la movida mediática de poner al kirchnerismo como el supuesto responsable de la mayor corrupción de nuestra historia, porque en realidad el kirchnerismo le estaba buscando la vuelta para pagarle lo menos posible esos bonos o directamente no pagarle, al poner en tela de juicio las condiciones en las que fueron emitidos y tomados. Esto no lo digo yo: el senado Inglés (más a la derecha de eso no existe) le hizo un juicio a la misma empresa de big data que contrató Paul Singer para debilitar al gobierno de Cristina Kirchner, manipular nuestra opinión pública a través de las redes y posibilitar el ascenso de Macri al poder. Ahí está Magnetto, como parte de esta sociedad, fogoneando también; a lo que ahora se suma La Nación +, en manos del propio Macri. Esto no es un relato kirchnerista, es así, lo dicen el senado inglés y jueces norteamericanos. Por ejemplo, ahora mismo tenemos que Blackrock es accionista en el juicio que tiene la Argentina por la recompra de YPF. Muy bien, el juez interviniente se fue de pesca en su momento con Paul Singer, y luego con uno de los gerentes de Blackrock. Esto lo denuncia una jueza norteamericana, no un juez o un político argentino… No entender esto, es no entender la lógica del mundo y de la Argentina. Entonces, pretender que el fracaso de la distribución de la riqueza en la Argentina es culpa del peronismo es, al menos, perverso. Por supuesto, como todos los partidos políticos, el peronismo ha cometido muchísimos errores los últimos 40 años de democracia, hay niveles de corrupción altísimos, poco profesionalismo en nichos de la gestión, corporativismo… pero siempre, siempre, en estos 40 años la búsqueda del radicalismo alfonsinista y la del peronismo fue la de dotar de ciertos niveles de ingresos básicos a los sectores más postergados de la sociedad y entender que hay un mercado interno que es el que mueve nuestra economía. Eso, no se le puede negar al radicalismo alfonsinista, ni al peronismo en todas sus facetas, ni al sindicalismo, más allá de todos los errores de praxis. En cambio, el menemismo, el macrismo, y hoy Milei lo que proponen es que no exista Estado que le ponga límite a los grupos concentrados; insiste con la toma de deuda; propone la poca o nula industrialización; el bajo nivel de salarios; y la exportación de commodities con poco o nada de valor agregado.

¿Cómo se cambia esa mirada de país?

Los que buscamos un modelo de sustitución de importaciones, un dólar alto que rinda a la hora de exportar, salarios con poder adquisitivo para los obreros industriales, y un mercado interno fuerte, tenemos que entender que en el capitalismo de hoy la sustitución de importaciones es imposible porque no tenemos los dólares necesarios para sostener ese proceso. Entonces, lo que debería hacer el Estado, además de ponerle límite a los grandes grupos económicos es definir y tener una hoja de ruta de un modelo asociado a determinado sectores productivos estratégicos, con el fin de desarrollarlos de manera sustentable y sinérgica.

Eso suena a peronismo… planes quinquenales que busquen armar una alternativa industrial al modelo agroexportador.

Puede ser, ponéle el nombre que quieras, pero no es nada que colisione irremediablemente con el radicalismo alfonsinista… El problema es que después de la muerte de Alfonsín, el radicalismo se ha transformado en un partido de la derecha argentina, cuando el radicalismo siempre ha sido un partido popular. Yrigoyen, Larralde, Ilia, Alfonsín… sólo tenían diferencias de matices y formas con el peronismo, incluyendo la democracia puertas adentro, pero todos tenían puesta la mirada en la distribución de la riqueza.

¿Y qué pasó?

Como no había un partido fuerte de la derecha para oponerse al peronismo, la derecha fue migrando hacia el radicalismo… por eso mismo siempre dijimos que los partidos populares en la Argentina era pluri clasistas y pluri ideológicos. Tanto en el radicalismo como en el peronismo convivían la izquierda y la derecha. En este sentido, cada vez está más claro que de acá no se sale con el péndulo hacia la otra punta. Esto no es o vamos con Macri o vamos con Cristina. Vamos con Milei o vamos con Máximo o Axel. Pongo nombres para identificar posiciones, pero lo que quiero decir es que si no hay un acuerdo global de los sectores más racionales de la política argentina (con el peronismo adentro, y sectores que puedan evitar hacer del anti peronismo su única razón de ser) que genere el suficiente volumen político para imponer un modelo nacional, de desarrollo, tolerante y de consenso, no hay salida. Terminamos como Perú, donde 6 meses gobierna la derecha y 6 meses la izquierda, a un costo altísimo en términos de desarrollo.

¿Será que hay poca doctrina de fondo y demasiado aparato que está mirando más el corto plazo?  

Puede ser, pero primero hay que decir una cosa: más allá de quien gobierne, sea Mieli, Alberto, Massa o Kicillof, la política no tiene el poder que pensamos que tenía en los años 80’s. El poder real en el mundo lo tienen los grupos económicos. Los Blackrok tienen el poder real. En la Argentina, la primera capa de esa cebolla estaría visibilizada más o menos a través de la denominada Asociación Empresaria Argentina. Como sea, lo cierto es que la política ha perdido poder de transformación a manos del poder económico. Si encima está disgregada y se la presenta como opciones contrapuestas (aquello de divide y triunfarás) es muchísimo más fácil para los grupos de poder sacarle beneficios al Estado o, directamente, llevarlo a su más mínima expresión. Por eso se necesita el acompañamiento de la población, y así empoderarse. Para eso necesita ser eficiente y transparente, y seguramente se tendrá que acertar en sus políticas. Porque si el pragmatismo implica ceder a estos intereses, a la corta o a la larga terminás siendo lo mismo que Milei, verificando el axioma con el que se auto justifica: haciendo las mismas cosas, se termina con el mismo resultado… Ahí lo tenemos a Brasil: con sólo 1 año de Lula ya es de nuevo la 9na. potencia en el mundo. Es decir, subió 3 escalones en sólo 12 meses y con una administración más moderada que su primera gestión, pero con políticas muy fuertes en términos de distribución del ingreso, creación de trabajo, fomento a las PyME, atender a los sectores más vulnerables… tan difícil no debe ser tener un par de cosas claras y a favor de quiénes jugás.

No sé nada sobre la macro de Brasil, pero asumo que Lula no encontró semejante déficit fiscal y una monumental deuda externa como en Argentina. En todo caso, lo de Milei se justificaría por ese lado, pero el ajuste es brutal y no parece ir necesariamente contra la casta, tal como fue anunciado. Pero es tan brutal que se morderá la cola cuando tenga que recaudar impuestos, porque ya es claro que aniquila la actividad económica formal.

Tal cual. Este modelo económico así como está, en el corto o mediano plazo fracasa. Va a ser muy bueno para algunos pocos, pero el 60% o más de la población va a ser perjudicada. Es un modelo que se basa en la matriz exportadora como el campo, commodities, minería, energía, algunos nichos como Toyota, el sector financiero… y no mucho más. Ni siquiera beneficia a la construcción, que era uno de los sectores que traccionaban la economía argentina y ahora va a la ruina.

Hace tiempo escuché a una ciudadana paraguaya que decía más o menos algo así: “Es verdad que cada vez están peor, pero están. En Paraguay, la pobreza se hereda desde siempre”. Creo que es así, vamos hacia eso, y la última estocada para latinoamericanizarnos del todo es la dolarización, perdiendo totalmente cualquier posibilidad de autonomía y soberanía financiera.

La movilidad social se perdió hace rato en la Argentina, es un ciclo que se profundizó a partir del menemismo. Hoy vemos generaciones y generaciones de argentinos que viven peor que sus padres y abuelos… lo que todavía perdura en la Argentina es una salud y una educación públicas que no existen en ningún lado, salvo raras excepciones y del primer mundo. Ya no hay movilidad, pero todavía hay cuestiones básicas de dignidad a la que acceden todos. Al lado lo tenemos a Chile. Para poder anotarte en una facultad tenés que disponer de U$S 20 mil al año… ellos te dan el baucher, pero para que vayas a la escuela que vos podés, no a la que vos querés. ¿Qué quiero decir con esto? Que los sectores progresistas chilenos ven a la educación y la salud públicas argentinas como un objetivo político. No pueden creer que estemos votando ir hacia un estadío del cual ellos quieren salir… La derecha te habla de meritocracia, y en realidad la derecha representa algo que han heredado. Sus fortunas y privilegios los han heredado y los quieren conservar a como dé lugar, no ven un país, sólo ven un distrito financiero. Un país tiene que cerrar con su gente adentro. Lo vimos en Latinoamérica entre el 2000 y el 2015, cuando hubo una oleada progresista en toda la región, con crecimiento del ingreso de los sectores más postergados que accedieron a bienes y servicios básicos para cualquier país que se considera de occidente. Se calcula que fueron uno 40 millones de latinoamericanos que pasaron de la pobreza a la clase media. Con Brasil a la cabeza, hablamos de Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador, México… Después del 2015, 30 millones volvieron a la pobreza merced a políticas neoliberales. Esto no lo digo yo: son las estadísticas del BID.

Estas últimas semanas en la Argentina han sido una maestría acelerada en macroeconomía. Es evidente la licuación de los salarios y la transferencia de recursos a los grupos económicos a los que no les interesa sostener nuestro mercado interno.

Los que tienen memoria van a coincidir que es muy similar al ajuste de la gestión De la Rúa. En todo caso, la diferencia es que Milei parece disfrutarlo… De todas formas, que lo disfrute o no, es secundario. Lo que sí me preocupa es que, como en el 2001, vamos hacia situaciones sociales complejas, con un gobierno muy rígido liderado por un psicópata que vive su propia realidad y pierde capital político todos los días. Sí es cierto que hay un consenso neoliberal en la Argentina y se piensa que la salida es cerrando el déficit fiscal, no emitiendo, etcétera. En realidad, esa visión es muy discutible pero mucha gente cree en eso. A medida que avancen los días y cada vez se ponga más difícil ya no vivir, sino subsistir, se van a ir dando cuenta que no es así. Va a ser un proceso doloroso, con mucha crisis social y gente en la calle… Lo cierto es que la sociedad argentina define sus disputas saliendo a la calle. Esperemos que sea con la menor violencia posible, no hace falta poner en juego la integridad física de nadie.   

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *