El campanense Emanuel Albornoz (21) estudia ingeniería electrónica en el ITBA e integra el equipo universitario que viajará en junio a Staunton, EE.UU. para participar de la CanSat Competition 2025. El desafío es diseñar, construir y lanzar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa (de ahí el nombre CanSat) que a 700 metros capte y emita datos específicos. El rol de Emanuel pasa por asegurar el sistema de estabilización de una cámara, el mecanismo de despliegue del paracaídas, los sensores y la comunicación con la central. Pero su tránsito por la electrónica es sólo un paso para alcanzar su verdadero amor: la robótica. 

Emanuel, primero a la izquierda, junto a sus compañeros de la Roberto Rocca en el Campeonato Mundial de Robótica 2022, en Ginebra.

No es novedad: hay mucho robot en la industria, no humanoides como en las películas, pero cada vez hay más y más robots reemplazando tareas humanas. A mí todavía me parece un montón que los robots sean tan accesibles para el común de la gente, tanto como hoy lo es un celular, y que terminen haciendo tareas domésticas e incluso de cuidado. Pero es innegable que es cuestión de tiempo. Va a ser un cambio, como un antes y un después, tal vez comparable con la revolución industrial. Va ser un cambio enorme en la sociedad y en los sistemas de producción. Soy optimista y pienso que va a ser para bien“, dice.

¿En qué basás tu optimismo? Hablamos de robots reemplazando a personas. En definitiva, si hay un bien cada vez más escaso son los puestos de trabajo…

Creo que todos los saltos tecnológicos terminaron impactando positivamente en la calidad de vida de las personas. Obviamente, va a haber un impacto en el empleo… pero pensá también que hay muchos puestos de trabajo que son insalubres. Hay personas que, por tener trabajo, están obligadas a sacrificar su calidad de vida o directamente sus expectativas de vida, lo cual es algo bastante fuerte. Que un robot pueda solucionar este tipo de cuestiones, por lo menos a mí, me parece bueno.

Luego de su paso por la EET Roberto Rocca, Emanuel aplicó para una beca en el ITBA, donde cursa el tercer año de ingeniería electrónica: “Tenía buen promedio, pero nunca fui abanderado ni nada por el estilo… Creo que sumó mucho haber salido segundo con mi equipo en el Campeonato Mundial de Robótica de 2022. La escuela Rocca me ayudó a conseguir la beca en el ITBA y no pago nada. Los primeros dos años, tenés que tener el 50% de las materias aprobadas. Y tercero y cuarto el 75%. Y si finalizado el 5 año no terminaste la carrera, podés pedirles un préstamo para pagar las materias que te falten y lo devolvés cuando empezás a trabajar”.

¿Cómo se inició tu pasión por la robótica?

Tenía 7 u 8 años y jugaba mucho con los autitos, armaba pistas con lo que encontraba en mi casa. Es decir, era muy curioso y activo en ese sentido. Además, mi papá es electricista y por eso su caja de herramientas me era familiar. Así, empecé a desarmar cosas… quería saber qué había ahí adentro, por qué funcionaban. Me compraron un kit Lego que funcionaba con motores y baterías, y eso terminó de despertar mi curiosidad. Ya cuando estaba en segundo de año de la Rocca me compraron un kit de electrónica con algunos arduinos y ahí empecé a investigar más a fondo y a aprender por mi cuenta cosas que en la escuela se veían más adelante. No sé, es como que lo que pueda hacer yo, lo hago. Mi primera computadora de escritorio me la armé yo cuando tenía 14: investigué, me fui comprando los componentes por separado y me la armé. Ahora me armé una Dremel CNC, es un proyecto de código abierto de una máquina CNC DIY y relativamente fácil de construir. Los CNCs se usan mucho en la industria, es como una fresadora va cortando una figura que le cargás en 3D. Tengo mucho de autodidacta también. Si no hubiese sido por internet, no habría aprendido lo que aprendí. Es fundamental. Pensálo de esta manera: ¿Cuántos libros hubiesen llegado a la Argentina años atrás? Ahora podés acceder a todos… No sé, por ahí acá encontrás 1 ó 2 títulos sobre un tema específico, y en internet 50.

Un “caminante” 100% Albornóz.

¿Cómo fue lo del mundial de robótica?

Yo estaba en cuarto año cuando hablé con el profesor Emanuel Moroni y le dije de armar el club de robótica. La escuela era muy reciente, todavía no había egresados, y ese espacio no existía. Así empezamos a competir en la Liga Robótica a nivel nacional y en 2022 nos propusieron representar a la Argentina en el mundial de Ginebra, Suiza, donde participaron 180 equipos.

Vos estudiás ingeniería electrónica que, claramente, es necesaria para comandar un robot. Pero asumo que la robótica implica también saber de materiales, diseño, mecánica…

Exacto. Y esa es mi disyuntiva desde hace bastantes años. En Argentina existe la carrera de ingeniería robótica, ni en ningún país vecino. Lo más parecido es Mecatrónica, pero es como más industrial. Tiene electrónica, mecánica y electromecánica… se dicta en la UNCUYO. O sea, tenía que irme a Mendoza y no era la exactamente la carrera que yo quería. Entonces, me decidí por la Electrónica (que es una de las ingenierías más completas y también una de las más complicadas) para llegar a la robótica. En definitiva, entendés como manejar el robot, pero no mucho sobre cómo armarlo. Sé diseñar en 3D, te conté que me armé mi propio CNC, y he construido mis cosas. Pero claro, una vez que termine con ingeniería electrónica, me gustaría especializarme. Quiero sacarme la espina de diseñar bien y aprender a calcular bien, cosas que sabe un mecánico.

Sin develar ningún “secreto industrial”… ¿Qué ideas locas te rondan últimamente?

Siempre se me ocurren cosas medio locas. Ahora estoy mucho con la impresión 3D y pensando en un brazo con diferentes funciones y capacidades… me gustaría concretarlo sobre el final de la carrera, así que tengo 2 años por delante. Me encanta resolver cosas y problemas, siempre desde la robótica. En definitiva, es mentalidad del ingeniero. Vos podés partir de un concepto original. A mí me parece mucho más interesante trabajar a partir de un problema ya existente y solucionarlo.

¿Tenés algún referente a quien sigas o personaje que te inspire?

Estoy muy centrado en la facultad y en los proyectos que tengo, entonces hay muchas cosas de las que ni me entero, o me entero cuando ya cobraron difusión masiva. Pero el que me voló la cabeza en su momento, así como figura, fue Nicola Tesla. Después, me parece muy loco toda la evolución de las terminales automotrices. El fordismo y el toyotismo me apasionan.

Hablando de Ford y Toyota… ¿Dónde te gustaría trabajar?

Para ser sincero, pienso en el exterior porque el desarrollo de robótica en la Argentina es muy básico, prácticamente todo se importa llave en mano. Si es por soñar, me gustaría entrar ABB Robotics, Space X o la NASA me encantaría… ni hablar de la F1. Pero además de trabajar para una empresa, quiero tener en paralelo un proyecto propio. Ese es mi pasatiempo favorito: detectar un problema o necesidad y encontrarle una respuesta tecnológica.

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