Por Silvina Torviso

Desierto sonoro, de Valeria Luiselli, estuvo más de seis meses sobre mi mesita de luz. Desconocía a la autora, la tapa del libro no me resultaba en nada convocante y la ilustración tampoco (después supe que era de Power Paola). No es la primera vez que el diseño de tapa me provoca rechazo. Que fuera recomendación -y préstamo- de Estela me instó a leerlo de una vez.

Finalmente resultó ser para mí de esas novelas que dejan rastro, como cuando uno no se puede sacar un sueño muy intenso que ha soñado por la noche. No termino de salirme: sigo estando con esa familia, adentro de ese vehículo, en esas largas jornadas de viaje desde Nueva York hasta Arizona. Sigo escuchando la voz de la protagonista, mexicana ella y la de uno de los niños. La narración, en esas voces, me llevó muy adentro de la historia.

Entiendo que es una novela que tiene todo aquello que me convoca: la siento de algún modo a mi medida. Encuentro gran sutileza y profundidad en el dibujo de los personajes, que toman encarnadura de realidad. Apela a una propuesta literaria que juega con las formas y estructuras ya que los capítulos se articulan según el contenido de las cajas que cada uno de los personajes preparó para emprender ese largo viaje; el último que harán los cuatro juntos. También me interpelan las historias, como ésta, que articulan lo personal con lo colectivo, la memoria histórica y la actualidad.

La construcción del imperio norteamericano sobre las tierras de los pueblos originarios y el problema de la frontera con México, en especial el caso de los niños aliens que llegan solos atravesando el muro de la frontera configura la atmósfera en la que se desenvuelven los personajes. Vamos compartiendo con ellxs los libros que van leyendo, las historias que se cuentan entre sí, las canciones que van escuchando en las largas horas luminosas transcurriendo por autopistas interminables.

Una novela terrible que, sin golpes bajos, anuda bellamente la ficción y la realidad, lo poético y lo político, el mundo adulto y el infantil en una trama fuertemente bella.

LA AUTORA

Valeria Luiselli sabe de traslados por experiencia propia. Hija del diplomático Cassio Luiselli Fernández, nació en Ciudad de México en 1983 y creció en Corea del Sur, Sudáfrica, Costa Rica e India. A los 19 años decidió volver a México a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras, para recuperar, según dice, su ciudad y su lengua materna. Luego vivió en Barcelona y Madrid hasta regresar a México. En algún momento, en alguna de esas ciudades, empezó a escribir lo que sería su primer libro de ensayos, Papeles falsos (2010). A él le sucedió la celebradísima novela Los ingrávidos (2011). Luego siguieron La historia de mis dientes (2013) y el ensayo Los niños perdidos (2016). Hoy está instalada en Nueva York donde vive con su hija, su madre, su sobrina y una perra. Es, sin dudas, una de las voces más destacadas de la narrativa latinoamericana. Sus obras fueron traducidas a más de 20 idiomas y han obtenido en dos ocasiones el Los Angeles Times Book Prize y una vez el American Book Award, además de haber sido dos veces finalista del National Book Critics Circle Award”. (Mercedes Halfon – Página/12)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *