Por Silvana Bergonzi (*)

Empecé a jugar al vóley en los años 90, cuando Julio Velasco tomaba la selección italiana masculina, la convertía en la “Generazione di Fenomeni” y con ella provocó el crecimiento de un movimiento deportivo que inspiró a mi generación y las dos que le siguieron.
Cuando me preguntan dónde formé mi estilo de liderazgo sin duda alguna él ha sido una de las fuentes inagotables de inspiración y aprendizaje mientras jugaba, porque despertaba en todas nosotras y nosotros una profunda admiración por lo que estaba logrando con la selección y mucho más después, cuando empecé a escucharlo con profundidad y atención, y entendí cómo lo estaba logrando y que su filosofía aplicaba mucho allá que sólo al deporte.
Así que, cuando las chicas de la selección italiana se consagraron en lo más alto ganando el oro olímpico en París 2024, grité de felicidad no sólo como hincha tricolor sino pensando en él, su trayectoria y el enorme legado que nos ha dejado como personas, como líderes, además de como atletas.
Julio supo trabajar en 3 niveles de transformación al mismo tiempo en una carrera de más de 30 años. Va mi humilde reconocimiento en este breve texto con profunda admiración y agradecimiento.
MENTALIDAD GANADORA
El primer campo de influencia fue a nivel individual. Con sus charlas inspiradoras, sus metáforas claras, la extrema planificación de cada “intervención” en sus equipos supo influenciar el “mindset” de muchos jugadores corriéndolos del lugar de víctimas al lugar de protagonistas.
No se pierdan su charla sobre la cultura de las excusas. (“Quiero atacantes que rematen bien las pelotas mal levantadas. Los atacantes no hablan de las levantadas, las resuelven”). Se trata de un mandato a correrse del lugar (cómodo) de las explicaciones, de las excusas, de los motivos – siempre externos, como el famoso electricista – que nos impiden lograr algo para enfocar nuestra energía, entrenamiento, dedicación a desarrollar alternativas, soluciones, nuevos modelos mentales en función del contexto y adversario que nos toca enfrentar.
Un llamado a “hacernos cargo” de enfocarnos en el desarrollo de nuestra mejor versión: y si perdemos habiéndolo dado todo, no solo en el partido si no sobre todo en los entrenamientos, y habiendo mejorado versus nuestra versión anterior… ganamos. Y aplaudimos a los adversarios que jugaron mejor.
Un foco en el aquí y ahora que se convirtió en el mantra de esta selección femenina: cada pelota es un punto y vale -sólo- por eso. Cada partido – e gane o se pierda- es ese partido. Cómo entrenar la mente a cancelar rápido un error y volver a enfocarse en el punto siguiente en un deporte que ya se gana por diferencias mínimas…
Una obsesión por la preparación, el entrenamiento, la planificación, la disciplina, el esfuerzo y por conectar con la pasión. A los jugadores de la selección masculina del ’89 les bajó el salario, sacó comodidades, los enfrentó – intencionalmente – a dificultades (una graciosa: ¡les prohibió viajar al extranjero llevándose la pasta y los quesos!) para desarrollar “los ojos de tigre“: esa capacidad de perseverar, ser adaptables, resistentes y resilientes, “mordientes“, erradicar las quejas. A todos los convenció que podían aprender cada día algo más y les mostró como hacerlo.
LIDERAZGO QUE FORMA OTROS LÍDERES
El segundo nivel de impacto fue en la formación de otros lideres y coach. En esta olimpíada estaban sentados en el banco de coach varios integrantes de aquella camada de jugadores que se formaron con Julio Velazco en los años ’90: Andrea Giani, condujo la selección masculina de Francia a la medalla de oro; Lorenzo Bernardi, acompañó Julio Velazco en el banco de la selección femenina; Fefé de Giorgi, llevó la selección italiana masculina al 4to. lugar.
Cuenta Bep Guardiola que mientras estaba pensando convertirse en entrenador lo fue a buscar a Julio y lo invitó a almorzar para aprender sus secretos. Recuerdo que mis entrenadores de aquellos años se iban a formar en sus clínicas. Y muchas empresas lo invitan a dar charlas de liderazgo a sus ejecutivos.
Encuentro en Julio cuatro características extraordinarias: Una capacidad natural de explicar simple lo complejo, usando un lenguaje visual, el recurso de las metáforas, la precisión del feedback, el tono de la voz pero sobre todo un enorme conocimiento de su disciplina; su profundo entendimiento de la naturaleza y psicología humana, del medio, de la culpa, de las inseguridades, de la motivación, del aprendizaje; el empoderamiento de los jugadores para que sean autónomos en las miles de decisiones que se toman durante un partido en milésimas de segundos, creando el contexto para que aprendan a asumir riesgos con serenidad… y tal vez por todas estas cosas juntas, sostenidas por mucha consistencia y coherencia a lo largo de los años, su capacidad de inspirar “autorevolezza” (autoridad).
“Uno no es un gran entrenador cuando hace que los jugadores se muevan según sus intenciones, sino cuando les enseña a moverse por sí solos. El ideal absoluto ocurre cuando el entrenador no tiene nada más que decir porque los jugadores saben todo lo que hay que saber”, dijo Julio alguna vez. No por nada allá en Italia muchas veces se le otorga el noble título de Maestro antes de mencionar su nombre.
DESARROLLO DE UN SISTEMA
El tercer círculo de influencia no sé si fue intencional o consecuencia de lo anterior. Lo cierto es que en el vóley de Italia hay un “Movimiento AJ – DJ” (Antes y Después de Julio).
La Federación Italiana de vóley masculino y femenino, en todos los niveles pasó de no ganar casi nada… a estar sistemática y continuamente durante más de 30 años entre los mejores 5 en todos los campeonatos europeos y mundiales.
Contribuyó a profesionalizar esta disciplina deportiva en la técnica, en la táctica, en la práctica de entrenamiento, en el formato didáctico.
Con su llegada a la selección, se exponenció el desarrollo de un deporte que es también un negocio y un lugar de socialización y aprendizaje para muchos jóvenes sobre todo en las ciudades más pequeñas de Italia. En mi último viaje a Milan quedé impresionada en ver una cancha llena con 5.000 espectadores un día de semana, cosa que ocurre en casi todas las canchas italiana actualmente, generando trabajo, ingresos, redes de contención e integración… Julio contribuyó a poner en el centro de la escena un deporte que era hasta los 90’s era mas bien periférico.
Es inevitable encontrar cientos de puntos de contacto entre su recorrido y el de un/una líder en el mundo empresarial. Pero también trascienden ese ámbito y me interpelan como persona. Sus frases célebres siguen constituyendo un vademecum, una guía, una orientación en ese trabajo que nunca termina y consiste en construir la mejor versión de uno mismo: “Conocí a cientos de atletas. Algunos ganadores, algunos perdedores. ¿La diferencia? Los ganadores encuentran soluciones. Los perdedores buscan coartadas”.
Por todo eso (y también por la medalla de oro en París 2024) le doy mis infinitas gracias (y le daría exactamente ese abrazo tan fuerte y emocionado como el que recibe aquí abajo 👇🏻)

(*) Economista italiana. CEO de Arredo desde junio de 2023. Su primer trabajo en la Argentina fue en la gerencia de Desarrollo Social de TenarisSiderca, en Campana, del 2002 al 2009. Desde entonces está radicada en nuestro país. En 2022 fue reconocida con el premio anual “Líder de Recursos Humanos” otorgado por la Universidad del CEMA, el diario El Cronista Comercial y la revista especializada Apertura.
Biografía de Julio Velasco (La Plata, 1952) 👉https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Velasco